La miel refleja el sabor de la naturaleza sin ningún aditivo, más que su propia consistencia. Son las abejas las que producen la miel con el néctar de las plantas visitadas, produciendo un sabor que refleja los aromas de la tierra.
Podríamos decir que es un regalo del campo en su composición rústica pero que está llena de sutiliza y una marcada sofisticación al paladar.
Existen variedades de mieles, llenas de colorido pasando desde las más claras hasta las más oscuras, de texturas, aromas y sabores complejos.
Entonces, ¿qué nos aporta esta fusión de sabores y aromas en la miel? Sin más, su procedencia y el clima que proporcionará esta distinción particular.
Es un manjar apreciado como una fusión de significados de pureza, abundancia y longevidad entre otros. La miel reúne leyendas, cualidades nutritivas y saludables. Se menciona como un afrodisíaco o como el elixir de la juventud y cuenta con ciertas propiedades medicinales.
Su aporte se simplifica en el nivel energético que brinda al organismo como una opción más saludable que el azúcar blanco refinado; aunque la miel contiene menos energía por su contenido de agua. Al agregarla a las recetas, considere que es más espesa y pesa más que el azúcar, por lo que si se sustituye por volumen y no por peso, tendrá más energía.
Su uso es extenso tanto en la cocina salada que da como resultado las preparaciones agridulces presentes en un aderezo o una salsa, o según la creatividad del chef y en la cocina dulce como un aporte que permite que se fundan diferentes sabores.
La miel combina a la perfección con los cítricos, con los frutos secos, el anís estrellado, clavo de olor, banano, jengibre, etc. Además de aportar texturas o consistencias variadas y acentuar sabores. Sin más es un deleite al paladar.
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