La flor de calabaza, luce fresca, es de color amarillo intenso o anaranjado, sus pétalos son carnosos y tiene un delicioso sabor y aroma. ¿Pero a qué saben estas flores? Ofrecen un gusto a la calabaza misma, pero con un sabor más ligero y delicado
A manera de una breve reseña del güicoyito o calabacín, éste es consumido cuando su fruto es tierno o ya maduro como una verdura, las semillas se asan y se incluyen en los recados o salsas para aportar sabor y como espesante de los mismos. Es posible, recolectarlo cuando su fruto es pequeño y aún conserva la flor o también la flor en sí misma para incluir en diferentes platillos
Las flores que se utilizan como alimento son las masculinas, ya que las flores hembras al ser polinizadas por las abejas formaran el fruto o calabacín.
Conseguir estas flores, parece tarea complicada, pero puede ser la excusa perfecta para visitar el mercado y allí encontrarlas frescas.
La selección es importante para obtener flores frescas, de manera que se buscará una flor de color anaranjado intenso, su tallo será verde y estará firme. Como cualquier producto alimenticio, conviene adquirirse cuando está de temporada, porque se sabe que su valor nutritivo es alto y ofrecerá su sabor al máximo esplendor. De preferencia se consumen el mismo día, pero si se cubren con una servilleta húmeda, podrían refrigerarse y conservarse por unos días.
Siempre se limpian bien y se lavan con mucho cuidado. Se les retira los tallos, con la debida atención para que prevenir que se rompan las flores. Es posible retirar las diminutas espinas, con el raspado de un cuchillo y a su vez se eliminarán los estambres en su interior.
Las opciones para su preparación son diversas, se pueden combinar con arroz, como relleno de empanadas, en sopa, en ensalada o fritas, entre otras. A su vez permiten preparaciones dulces como lo son los buñuelos de flor de calabaza en miel y por supuesto siempre harán lucir hermosos los platillos como un detalle decorativo y atractivo.
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