El sabor de las comidas preparadas es el resultado de un juego de los diferentes componentes en un plato, cuyas características y funciones dentro del mismo serán afines.
El ingrediente protagonista deberá ser resaltado con especias o hierbas aromáticas y no opacado por la adición de las mismas.
Entonces el uso justo de condimentos contribuirá al equilibrio de los sabores que será el resultado de una fusión íntima de ingredientes. Tan simple como la misma expresión del insumo, que solo necesitará en algunos casos una simple adición de sal y pimienta.
Si el producto que preparamos es óptimo lo que se prepara de él debe serlo también, representar su misma autenticidad y traducir sin disfrazar su esencia más apetecible.
Es de esta manera como la calidad del mismo puede influir en sí mismo como inspiración en su técnica de preparación y con el debido respeto para poder preservar el sabor natural u original de cada ingrediente que conforma el platillo.
La técnica de cocción en su punto justo sin más ni menos es la que preserva los sabores y contribuye a que la comida se deguste en su conjunto; como en el caso de una pasta cocinada al dente o una carne cocinada a fuego lento para realzar su sabor natural y suavidad.
En el fondo, lo que buscamos es mantener una idea de lo que queremos preparar y permanecer en un estilo de cocina sin intentar adicionar elementos que no tengan compatibilidad con este estilo.
Sabemos que hay infinidad de sabores puros o con extensa variedad de combinaciones; como ya hemos visto utilizamos el arte en la cocina para respetar el sabor natural de cada producto sin una confusa combinación de gustos que anulan su naturaleza, con el propósito de alcanzar una sutil simplicidad.
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