El nabo es una hortaliza de raíz que ofrece un gusto parecido al repollo, aunque ligeramente dulzón y poco aromático. Ha estado un tanto en el olvido, poco incluido en la dieta, pero en la actualidad tanto su raíz como las hojas están volviendo a cobrar protagonismo, sobre todo al conocerse sus beneficios nutricionales.
El nabo puede ser redondo, ligeramente aplanado; su peso oscila entre 4 onzas y media libra y mide unos 12 centímetros aproximadamente. Es blanco o amarillento y está recubierto por una fina piel con una coloración violeta en la base del cuello.
El valor nutricional es importante considerarlo a la hora de elegir un alimento. Esta hortaliza es considerada buena fuente de antioxidantes, es baja en calorías y está compuesta principalmente por agua.
Siempre habrá aspectos a considerar al momento de comprar nabos. De manera que se elegirán los firmes, pesados con respecto a su tamaño, de piel lisa, sin manchas y sin brotes; se evitarán los muy grandes, ya que pueden ser amargos y fibrosos. Si es un manojo de nabos deberán tener cuello verde.
En general, se buscará que las hojas de cualquier hortaliza de raíz estén frescas, verdes y no marchitas. Se eliminan las hojas y se conservan en la refrigeradora en bolsas de plástico perforadas. Si han sido bien elegidos, duran en buenas condiciones alrededor de 3 semanas. Los nabos se lavan y se les retira la piel, hasta el mismo momento de consumirlos, para evitar la pérdida de sus nutrientes.
Los nabos se cocinan, preparan al vapor, al horno o asados; su cocción en agua tarda un poco más que la zanahoria. A su vez, permite utilizar sus hojas que son altamente nutritivas. Unas recetas sencillas para sorprender son una tortilla de huevo y hojas de nabo o una sopa de nabo y papa.
Publicado por: Euda Morales. 8 julio 2011. http://www.s21.com.gt/vida/2011/07/08/nabo-una-opcion-cocina
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