martes, 6 de septiembre de 2011

Subanik, tamal de olla o recado de tres carnes

Subanik
En busca de degustar un Subanik durante un paseo dominical por la Antigua Guatemala, llegué al pequeño y particular restaurante tipo comedor y venta de comida para llevar, llamado Hunapú.
Este  rincón de sabores de la cocina  tradicional guatemalteca tiene la particularidad de vender la comida en un mostrador rústico que da  a la acera de la calle. Está ubicado  en la Alameda del Calvario, donde  el entorno es tranquilo y refleja la esencia colonial de la ciudad, con sus calles empedradas y construcciones de techo de teja, balcones y portones característicos. De manera que estar allí, ya es un recreo para la vista,  también el poder ocupar  una mesa en la acera para apreciar los alrededores conforta y hace sentirse bien.
La comida atrae inmediatamente y hace acercarse a observarla porque está expuesta en bandejas y los intensos olores agradables invaden el lugar; de manera que resulta difícil decidir lo que se quiere ordenar. Las opciones son variadas, ofrece diversos recados, caldo de gallina, revolcado de cabeza de cerdo, gallo en chicha, tiras de panza o piloyada antigüeña entre otros. Tomando en consideración que  ya  llevaba  un platillo en mente y andaba en busca de satisfacer un gusto particular, no desvié mi selección y ordené sin más un delicioso Subanik. Pero, ¿qué es este platillo? es una comida  tradicional de la cocina guatemalteca preparada a  base de tres carnes: cerdo, res y gallina, cocinado dentro de hojas de mashán, con las que se envuelven los tamales y en una olla de barro.  Se acompaña de arroz blanco y tamalitos de masa y la combinación resulta perfecta con los sabores del recado.                                                    
Restaurante Hunapú
El platillo lucía apetecible, aún humeante, se percibía muy caliente, estaba servido con  un abundante y atractivo recado, nombre que reciben las salsas tradicionales en Guatemala. Este recado es de color rojo intenso por los tomates y chiles pimientos del mismo color  que predominan en su preparación. Normalmente tiene un gusto picante, pero éste en particular picaba considerablemente porque según palabras del propietario del lugar don Aurelio Cuy, quién prepara personalmente esta comida, le incorporan chile de diente de perro que posee un nivel de picor alto. Debía entonces esperar un platillo picante porque la terminación “ik”  en el nombre lo indica,  pero debo confesar que no tolero tanto el gusto de los chiles, de manera que sentí  este platillo sumamente picante, que sin exagerar me saco unas pequeñas lágrimas, pero estaba tan  exquisito y muy bien preparado que resultaba difícil dejar de comerlo para terminar de  degustar cada una de las carnes combinadas perfectamente con el  recado resaltando su sutil y  particular sabor  a la hoja de mashán.  Sin más  estaba muy exquisito y especial.

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