viernes, 3 de junio de 2011

Maridaje: armonía entre vino y comida. Columna Regaliz, sección VIDA, Siglo XXI


Maridar consiste en una adecuada complementación entre la comida y el vino. Es entonces, poder elegir el vino más apropiado para una determinada comida, lo cual es indispensable para tener armonía entre los sabores de ambos. Acá influye la textura y el aroma de los alimentos para tomar la decisión sobre qué vino seleccionar.

Mucho se dice hoy sobre el maridaje, pero ¿cuál es el secreto para lograr una combinación perfecta entre los alimentos y el vino? Al final no existe un secreto y responde al gusto personal. Existen maridajes genéricos, por zonas o regiones, de acuerdo con un plato y un vino típico de la misma zona o por contrastes. 

Se dice que el vino blanco acompaña aves y pescados, y el tinto, las carnes rojas, pero se vale experimentar. En general se eligen los suaves para comidas ligeras y aquellos con cuerpo para platos de sabor fuerte.
A la hora de elegir un vino, el tipo de plato puede ser importante, pero la forma en la que ha sido cocinado o la salsa que lo acompaña será lo que debe determinar la elección. Como ejemplo, el pollo preparado con  champiñones o al tomate podría servirse con un vino tinto, de manera que es cuestión de gustos. 

Se habla de dos tipos de maridaje: uno por complementación, donde los sabores son similares y se refuerza la gama de sabores. Otro por contraste, en el que la intensidad de los sabores es distinta. Entonces, se trata de resaltar uno de los dos alimentos o contraponerlos, si fuera el caso que ambos tengan mucho carácter. Siempre habrá que evaluar el alimento y el vino para que llenen esa armonía en su máxima plenitud.

Lo que se busca con el maridaje entre vinos y comidas, referente a la exaltación de la experiencia gastronómica, tiene que ver con muchísimos aromas, sabores, sensaciones. Se trata de crear armonía para que ninguno de los dos sea el protagonista y se complementen entre sí. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario